Las noticias falsas o fake news han sido protagonistas de importantes procesos sociales y políticos durante los últimos años. En Chile, llegaron con fuerza durante la pandemia, la elección presidencial que vivimos hace pocas semanas y, sin dudas, el proceso que se está llevando a cabo para redactar la nueva Constitución de la República. Acusaciones de maltrato animal, cambio en la bandera o el himno nacional son sólo algunos ejemplos de éstas.
Este no es un fenómeno nuevo, aunque antes este tipo de “noticias” se constituían como artículos o videos cortos, desmitificando informaciones o temas sin gran importancia como la efectividad del ajo y la cebolla para combatir resfríos. No obstante, hoy se manipulan imágenes, se crean memes y se agregan mensajes sensacionalistas –mentiras incluidas-, generando una escalada desinformativa nociva y peligrosa, causando enojo y hasta violencia. En este fenómeno han caído incluso medios de comunicación tradicionales y personajes públicos.
Pero, ¿cómo podemos combatirlas? ¿Cómo evitamos la manipulación y la propagación de información falsa entre, por lo menos, las personas que nos importan? Pareciera ser que los métodos previos, como detectar errores –y horrores- ortográficos y verificar direcciones web fraudulentas parecidas a las originales ya no son suficientes. Y es aquí donde la responsabilidad personal juega un papel clave, a través de un trabajo más sofisticado para verificar datos y elegir fuentes de información oficiales y confiables.
En este sentido, los canales de comunicación oficiales de organismos públicos o privados parecieran ser la fuente primaria, aunque cuando estas informaciones llegan a redes sociales como Facebook podrían verse afectadas debido a manipulaciones (conscientes o no) de los mismos usuarios. Es por esto que, en caso de informaciones emanadas en este tipo de plataformas, necesitan siempre ser contrastadas ya que, incluso personas cercanas, podrían estar compartiendo información falsa sin saberlo.
Además, hoy existe un sinnúmero de organizaciones dedicadas al periodismo y la verificación de datos, las que han generado una dinámica informativa de contraste de información con datos oficiales, desmintiendo noticias falsas que circulan por redes. Ahora, si aún con todo esto no hay seguridad de la información que se está recibiendo, la mejor práctica es no compartirla para tratar de erradicar el efecto negativo de éstas.
El aumento de este tipo de noticias es una mala noticia para toda la sociedad, una que está ávida por conocer, pero que no siempre está dispuesta a darse un momento para analizar y contrastar.
Hoy existe un sinnúmero de organizaciones dedicadas al periodismo y la verificación de datos"
BETSABÉ FLORES
Directora de GreenCom