Vivimos en un mundo hiperconectado, acelerado y competitivo. Y, muchas veces, en nuestro afán por mostrarnos o ganar reconocimiento, comenzamos a aceptar todas o muchas de las propuestas que nos hacen a nivel laboral; yo hago el informe -aunque no sea mi responsabilidad-, yo me hago cargo de la reunión -aunque termine mucho después de mi horario de trabajo-, voy a esa junta después del trabajo con mis compañeros -aunque sólo quiera llegar a casa a descansar-.
Pueden existir muchos motivos detrás de esas conductas. Especialistas señalan que los más frecuentes son la baja autoestima -que conlleva una elevada deseabilidad social y miedo al rechazo-, además del temor a represalias y la presión del grupo. Lamentablemente, todas ellas sólo conllevan consecuencias negativas que pueden llegar a generar cuadros de ansiedad y depresión.
El arte del liderazgo es decir no y no decir sí, porque decir que sí siempre resulta más fácil.
Por eso, es necesario aprender a pronunciar esas letras mágicas que tanto pueden costar. Existen varias técnicas para esto, aunque la clave es estar consciente de que necesitas decir no y puedas comunicarlo de forma asertiva, breve y empática. Requieres perderle el miedo a las críticas porque, a pesar de querer agradar a todos, siempre existirán personas que no estén de acuerdo con lo que digas o hagas.
Además, puedes ayudarte visualizando las situaciones previamente, eso te hará sentir mucho más preparado y relajado para decir que no. Y no des muchas explicaciones, explica lo justo, ya que entre más vueltas le das, más ansiedad comienzas a generar.
La recomendación de muchos coaches es llegar a crear reglas o políticas de cumplimiento que deben basarse en tus prioridades y objetivos, tanto a nivel personal como profesional. Teniendo los objetivos claros, te resultará más fácil lidiar con las presiones y las culpas, y podrás trabajar para ellos y no para los ajenos.
Es imprescindible que puedas liderar tus decisiones, porque será la única forma de llegar a liderar a los demás. Siempre es bueno recordar lo que mencionaba Tony Blair cuando era primer ministro de Gran Bretaña, “el arte del liderazgo es decir no y no decir sí, porque decir que sí siempre resulta más fácil”.