La comunicación es una de nuestras principales habilidades y expresar con claridad nuestras ideas será un plus en nuestro lugar de trabajo como en la vida diaria.
La forma en que nos comunicamos siempre es importante, más aún cuando el canal que se ocupa es oral y manejamos un escaso tiempo. Por eso, la síntesis y la precisión, para aprovechar esos minutos, es clave para entregar el mensaje que queremos de la mejor manera.
Lo primero a saber es que una persona que se comunica bien es la que se hace escuchar. Conseguir la atención de una audiencia no es fácil, por lo que no sólo debemos utilizar los recursos propios de la voz como una buena dicción o la entonación, sino que también herramientas que harán del relato más atractivo, sin dispersarse en mensajes que no aportan a éste.
Acá te entregamos algunos consejos prácticos que ayudarán a que te comuniques mejor y más efectivamente cuando hables en público:
- Comienza con un gancho: Un chiste o una historia breve que genere interés o la primera atención de tu audiencia y la conecte con el mensaje que quieres dar. Siempre la comedia o la sorpresa son recursos que tienen éxito en estos casos, incluso preguntas directas a tu audiencia. Lo importante es que una vez que comiences sepas mantener el ritmo y el interés a lo largo de tu charla.
- Céntrate en un tema: Éste debe ser claro, concreto y bien definido. La idea es centrarse en él y no irse por las ramas. Vale decir, tu relato debe focalizarse en un tema específico y aspectos centrales de éste, evitando información adicional que sólo puede confundir a la audiencia. Entre más y mejor definido sea, mayor será la calidad de tu comunicación (cubrir demasiado sólo llevará a la dispersión).
- Estudia a tu audiencia: Conocer a aquellos a quienes les hablarás es importante, no sólo por la materia que expondrás, sino también porque, dependiendo de ésta, puedes adecuar el vocabulario, las expresiones y el tono de la conversación que llevarás; más o menos formal, más técnica, más distendida. Tener claridad de tu audiencia y de lo que ocurre mientras hablas es clave para poder adaptar el discurso y que éste sea de interés para ella.
- Empatiza: Esto también es importante hacerlo respecto a la audiencia con la que te enfrentas. Comprenderlos, tratar de entender sus inquietudes e ideas te darán ventaja no sólo para mantener su atención, sino que también para generar simpatía y cercanía en ella.
- Lenguaje corporal: No olvidemos que a la comunicación no verbal se le atribuye el 55% de la comunicación. El cuerpo debe expresar y ser coherente con lo que debemos transmitir. No podemos hablar de liderazgo cuando hablamos desde una esquina y encorvado.
- Escribe tu discurso: No es necesario que lo redactes y luego lo leas o lo memorices, eso sólo hará que tu presentación sea vea mecánica y previsible. La idea es tener las ideas claves a mano, dándole una estructura coherente y la información necesaria a entregar a tu audiencia.
- Un buen remate: Concluye como empezaste, con alguna anécdota o frase divertida. Algo que resuma y concluya el tema central que planteaste, contemplando cómo te gustaría que la audiencia se sienta cuando termines. No olvides que toda comunicación no sólo implica la entrega de información, sino que también un mensaje que llega mucho más allá de lo racional.
Con estos simples pasos podrás enfrentarte de mejor manera a un público, haciendo de la experiencia algo placentero para ti y para los que te escuchan, además de efectivo y eficaz.
Equipo GreenCom