Por Equipo GreenCom
En la Escuela de Periodismo, tempranamente, aprendemos del ejemplo de Oriana Fallaci, periodista, activista, escritora y la primera mujer italiana corresponsal de guerra, considerada la “más turbulenta” de su país y la que también sabía -y lamentaba- que su aspecto y el hecho de ser mujer eran clave para que la tomaran en serio. De hecho, entrevistaba despeinada, sin lápiz labial y vestida de la forma menos llamativa y femenina posible.
En Chile, salvo excepciones como Lenka Franulic, Mónica González, Patricia Verdugo, Manola Robles, María Olivia Mönckeberg o Raquel Correa, la mujer en la historia de nuestra profesión pareciera padecer de lo mismo que vivió Fallaci y desaparecer de las menciones. Y lo mismo sucede con las teorías comunicativas, donde abundan los pensamientos masculinos. Desafortunadamente, esto se extrapola a todos los escenarios de la vida política y social.
Y eso nos hace pensar en la influencia de los medios de comunicación en la construcción de estereotipos y la reproducción de patrones discriminatorios de género. Según un estudio reciente del Foro Económico Mundial, en Chile aún existe una brecha de género global del 26,2%, lo que significa que las mujeres tienen menos acceso a oportunidades y recursos que los hombres.
Afortunadamente, en los últimos años se han implementado nuevas iniciativas para abordar estos desniveles y avanzar en la igualdad de género. Por ejemplo, el gobierno chileno ha implementado una serie de medidas para promover la participación política de las mujeres y aumentar su representación en cargos de liderazgo y toma de decisiones. También se ha trabajado en la eliminación de la brecha salarial entre hombres y mujeres, en la promoción de la corresponsabilidad en el cuidado de niños y niñas y en la prevención y sanción de la violencia de género.
Pero aún siguen pendientes muchas brechas y desafíos. Uno de ellos es que los medios de comunicación se comprometan a promover una imagen no estereotipada de las mujeres, y a denunciar la violencia de género y la discriminación en todas sus formas, como tantas veces ha sucedido cuando se informa de eventos como femicidios o cómo se desarrolla el tratamiento de las noticias cuando mujeres de la esfera pública son protagonistas.
Debemos apoyar y celebrar los logros de otras mujeres, ya que juntas podemos romper barreras y construir un futuro más equitativo, a través de acciones como la mentoría, la cooperación laboral, la denuncia de la violencia de género y la participación política. Pero, más importante aún y desde nuestra vereda -como parte de los medios o socias de éstos-, es generar y respetar los espacios de acción, cambiando el tratamiento de las noticias, para romper con los estereotipos establecidos por estos mismos.
En este Día de la Mujer recordemos la responsabilidad como periodistas y comunicadoras, de cuestionar al poder -que se configura como el manejo o la instalación de una imagen tipo de mujer- a través de nuestro trabajo en medios, empresas, organizaciones y de nuestras acciones diarias en el oficio. Aprendamos de Fallaci, esa cronista de tantas guerras que hizo de su lápiz labial y su aspecto un arma para abrirnos el camino.
