Por Enrique Fernández, Periodista
Si el último traspié de la ministra del Interior hubiera ocurrido antes de la aparición de la Internet, Izkia Siches no estaría en medio del huracán que provocó en la Cámara de Diputados. El escándalo, que casi precipita su renuncia, es consecuencia de la velocidad con que circula cada noticia… en la era de la información.
– Fue un error comunicacional –dijeron desde el oficialismo, exculpando a la ministra por la noticia falsa o fake news que lanzó. ¿Cuál noticia? Afirmó que el anterior Gobierno trajo de regreso al país a un grupo de venezolanos a los que había expulsado. Y los trajo en el mismo avión en que fueron deportados, según su denuncia.
“Mis felicitaciones al Gobierno anterior, porque tuvo la capacidad de tapar esto con tierra, no sé cómo”, agregó con ironía, envolviendo en su denuncia a todos los medios de comunicación que supuestamente no difundieron la información del vuelo y la fallida expulsión. Los preparativos de ese vuelo existieron, pero el avión no despegó desde Arica porque el Gobierno de Venezuela se negó a recibir a sus pasajeros, el pasado 3 de marzo.
Al día siguiente, de su intervención en la Cámara, el jueves, la doctora Siches se disculpó. Lo hizo del mismo modo que el fin de semana pasado cuando entregó sus disculpas a Argentina por haber utilizado el término “wallmapu” que causó molestia en el vecino país, horas antes de la visita del Presidente Gabriel Boric. El wallmapu es la nación mapuche que existía cuando llegaron los españoles y que abarcaba parte del actual territorio meridional de Chile y Argentina, desde el Pacífico por el oeste al Atlántico por el este.
“En eso, si he producido malestar a nivel nacional o a nivel trasandino, pido todas las excusas correspondientes, jamás ha estado en mi interés», dijo la ministra, horas antes de la visita que realizó a Argentina el Presidente Boric. En su ausencia, ella asumió el mando de la Nación, como la primera mujer designada Vicepresidenta de la República.
Hoy Chile es gobernado por una generación joven de hombres y mujeres que no conocieron la dictadura y que cometen errores. Pero lo reconocen y tienen el valor de ofrecer disculpas.
¿Es impulsiva la doctora Siches? Al menos el 25 de marzo actuó con precipitación, cuando consideró “gravísimo” que un supuesto estudiante recibiera la bala de un carabinero. El herido no era estudiante sino un repartidor delivery que pasaba por el lugar de la manifestación en el centro de Santiago. Un día después, cuando el policía autor del disparo quedó en libertad por haber actuado en legítima defensa, tras el ataque de una turba, la postura de la ministra cambió. Y en vísperas de las manifestaciones por el Día del Joven Combatiente, el 29 de marzo, declaró con énfasis:
“No vamos a tolerar ataques violentos, ya sea el intento de quemar un local comercial o, más grave, la golpiza a nuestros funcionarios de Carabineros».
«En este sentido –agregó-, quiero decir que Carabineros cuenta con todo nuestro respaldo, de todo nuestro Ministerio, para seguir con su trabajo y proteger a los chilenos y chilenas, siempre con respeto a los Derechos Humanos».
Antes que el Presidente Boric la integrara a su primer gabinete, la doctora Siches también pidió disculpas a funcionarios del equipo de salud del Gobierno de Sebastián Piñera, después que en marzo de 2021 los calificó de “infelices” y “nefastos”, en su condición de Presidenta del Colegio Médico.
Pero los problemas comunicacionales del Gobierno nuevo no provienen sólo de la doctora Siches. El primero de estos errores lo cometió el mismo Presidente, 48 horas después de asumir sus altas funciones. Fue el domingo 13 de marzo, cuando el mandatario reprochó al Rey de España, Felipe VI, por haberse retrasado en llegar a la ceremonia donde recibió la banda presidencial.
«Me pareció bien inaceptable que se atrasara la ceremonia porque el Rey de España se había atrasado”, dijo Boric. La Casa Real no tardó en responder desde Madrid y aclaró que el Rey y sus acompañantes no fueron los últimos en llegar desde Santiago a Valparaíso, porque “la caravana con la delegación española estuvo esperando en fila detrás de otras, hasta que Protocolo y Seguridad dieron la instrucción de que ya se podía acceder».
La Cancillería calificó el impasse como un error comunicacional, que no sería el último, por cierto. Errores imprevistos, que no encierran una doble intención.
Y es necesario aclarar esto de la intencionalidad, porque hay casos recientes en que los mensajes de la autoridad a la opinión pública llevan una distorsión deliberada. En Perú, por ejemplo, el Presidente Pedro Castillo decreta un toque de queda, pero no lo anuncia como tal sino como una “inmovilidad social obligatoria” durante 15 horas en Lima y El Callao. En Europa, el Presidente ruso Vladimir Putin lanza la invasión de Ucrania pero no la define como invasión sino como “operación militar especial”.
En Chile, bajo la dictadura de Augusto Pinochet, al toque de queda se le llamaba “restricción a los desplazamientos nocturnos” y la deuda externa no era deuda sino “ahorro externo”, según los mensajes del ministro de Hacienda de la época, Sergio de Castro.
Eran otros tiempos. Hoy Chile es gobernado por una generación joven de hombres y mujeres que no conocieron la dictadura y que cometen errores. Pero lo reconocen y tienen el valor de ofrecer disculpas. Es una de las características de esta nueva era, la era de la información.